Para que se considere terapia las sesiones tienen que tener
objetivos terapéuticos, ser desarrolladas por un musicoterapeuta y debe
establecerse una relación terapéutica entre paciente y terapeuta.
En cuanto a la estructura de la terapia, contará con una
fase de valoración de la persona; una fase de desarrollo en la que se trabajan
los objetivos y se va revisando la evolución del paciente; y cierre de la
terapia, cuando el paciente lo decida, cuando se hayan alcanzado los objetivos,
o cuando no nos veamos capaces de seguir ayudando a esa persona.
Las sesiones pueden
tener diferente forma, normalmente cuanta con: un caldeamiento, con actividades
para conectar con el paciente y hacer una pequeña evaluación de como viene hoy;
desarrollo, diferente para cada paciente,
sesión, momento del proceso terapéutico,… en el que se utilizan distintas
técnicas y herramientas, activas o receptivas; y cierre, se puede hacer a
través de distintos medios (musical, plástica, verbal...) y sirve como
conclusión de lo sucedido durante la sesión.
Las técnicas activas se refieren a aquellas en las que el
paciente participa activamente tocando instrumentos, cantando, bailando,… Las técnicas receptivas son aquellas en las que el paciente recibe la música, ya
sea en vivo tocada por el terapeuta, o grabada. En general se utilizarán ambos
tipos de técnicas con los pacientes. Sin embargo habrá pacientes con serias
dificultades para trabajar con técnicas activas, como personas con parálisis,
en esos casos será necesario trabajar desde técnica receptivas, o adaptar las
activas de alguna forma que les permita participar.
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