1-¿Cuándo se considera que la música es terapia?
Cuando hablamos de terapia:
OBJETIVO: la persona que acude tiene una demanda de salud, ya sea para
mejorar un problema o patología o para crecimiento personal, por ello se
establecen unos objetivos terapéuticos.
TERAPEUTA: el profesional es un musicoterapeuta titulado, con conocimientos
musicales y psicológicos, sobre el efecto de la música en la persona, sobre las
enfermedades que pueden afectar a los pacientes y sus implicaciones, etc.
RELACIÓN: En terapia contamos con la relación terapéutica como uno de
los puntos clave para que se produzca el cambio terapéutico; es una relación
con alta intimidad en la que se ponen en juego emociones, sentimientos, etc. en
la que se trabaja de persona a persona.
USO DE LA MÚSICA: En
terapia la música es una forma de expresión, normalmente en musicoterapia la
música que se utiliza es improvisada y no se valora la técnica, la afinación,
etc. sino el valor terapéutico de esa música. Además el paciente no tiene por
qué ser músico. La música sería un medio para la terapia.
FORMA: el paciente trabaja para mejorar su salud o conseguir sus
objetivos y experimenta en sí mismo las emociones que surgen a causa de la
música, siempre con el apoyo del
terapeuta.
FOCALIZACIÓN: en terapia, donde normalmente se trabaja con un solo
paciente o un pequeño grupo, la atención es individualizada y se centra en la
propia persona y sus necesidades.
PROCESO: En terapia el proceso es interactivo, experiencial y único
para cada paciente.
2-Todavía resulta novedoso pero ¿desde cuándo, cómo y por qué se utiliza
la música con fines terapéuticos?
La utilización de la música como agente terapéutico no es algo nuevo,
distintas sociedades utilizaron la música en sus rituales de sanación, por
ejemplo en los papiros egipcios antiguos, se hace referencia a la utilización
de la música para la fertilidad de la mujer. Los griegos usaron la música sin
implicaciones mágicas o religiosas, utilizándola para la prevención y curación
de enfermedades físicas y mentales (Campos et al., 2003).
Entre la Edad Media y el Renacimiento se publican varias obras donde se
habla de la música como apoyo a la curación como “Efectum Musicae” de Joannes
Tinctoris y en España “Música Práctica” de Bartolomé Ramos de Pareja (Buil,
2008).
Tras el renacimiento la medicina y la música se fueron distanciando con
el desarrollo de la medicina basada en principios empíricos.
En la década de los sesenta y setenta del siglo XX se recuperaron los
temas clásicos, se comienza a considerar al hombre un ser bio-psico-social,
unión de cuerpo, mente y espíritu dentro de un sistema social, donde la música
puede influir a todos los niveles (Wigram, 2005).
Una de las pioneras fue Juliette Alvin, quien trabajó en Gran Bretaña
con distintos tipos de pacientes, sobre todo niños autistas, escribió varios
libros sobre musicoterapia y fundó Society of Music Therapy and Remedial
Music en 1958 (hoy British Society for
Music Therapy).
En Estados Unidos se abrió el camino hacia la musicoterapia a través de
los músicos que acudían como ayuda terapéutica a los hospitales de veteranos de
la Primera Guerra Mundial. En 1950 se fundó la American Music Therapy
Association, desarrollándose congresos, revistas y la formación de
profesionales.
Centrándonos en España existen referencias al uso terapeútico de la
música a principios del siglo XX, cuando el Dr. Candela Ardid publica el libro
“La música como medio curativo de las enfermedades nerviosas”, donde expone sus
experiencias con pacientes psiquiátricos (Betés, 2000).
En los años setenta se publica, en España, la primera tesis doctoral
sobre musicoterapia: “Musicoterapia para niños autistas. Historia de la
musicoterapia española” (Poch, 1973) y se desarrolla en 1975 el primer curso de
introducción a la musicoterapia, impartido por el Dr. Rolando Benenzon en
Madrid; debido al interés que originó en 1977 se organiza el I Symposium
nacional de musicoterapia, donde se constituyó la Asociación Española de
Musicoterapia (Sabbatella, 2004).
3 - ¿Es necesario saber música?¿Cómo se especializa alguien en
musicoterapia?
En España la musicoterapia es una formación de master, existe formación
en distintas universidades y centros, en los que te piden una licenciatura o
diplomatura previa y en todas las que conozco te piden además una formación
musical. En concreto en el Instituto música arte y proceso, donde yo me he
formado nos hacen exámenes de improvisación musical con tu instrumento.
Además de exigirlo para la formación, creo que es necesario tener
conocimientos de música, ya que es tu herramienta terapéutica y necesitas tener
un control sobre lo que estás haciendo musicalmente en la sesión.
4- ¿Qué tipo de personas o pacientes se benefician más de ellas?
Los objetivos serían muy diferentes, pero dentro del ámbito
hospitalario, creo que se podrían beneficiar cualquiera de los pacientes,
siempre y cuando la música sea para ellos algo agradable, no es necesario que
tengan conocimientos previos de música. Incluso podría ser beneficioso para los
familiares que se ocupan del cuidado de esos pacientes.
Esta terapia podría beneficiar a poblaciones diversas, pero el
musicoterapeuta deberá tener la capacidad de variar las actividades y objetivos
en función del paciente y la demanda de este o los objetivos terapéuticos.
5-¿Cómo han de ser las sesiones para que se consideren terapia?
Descríbelas, por favor.
Para que se considere terapia las sesiones tienen que tener objetivos
terapéuticos, ser desarrolladas por un musicoterapeuta y debe establecerse una
relación terapéutica entre paciente y terapeuta.
En cuanto a la estructura de la terapia, contará con una fase de
valoración de la persona; una fase de desarrollo en la que se trabajan los
objetivos y se va revisando la evolución del paciente; y cierre de la terapia,
cuando el paciente lo decida, cuando se hayan alcanzado los objetivos, o cuando
no nos veamos capaces de seguir ayudando a esa persona.
Las sesiones pueden tener
diferente forma, normalmente cuanta con: un caldeamiento, con actividades para
conectar con el paciente y hacer una pequeña evaluación de como viene hoy;
desarrollo, diferente para cada paciente,
sesión, momento del proceso terapéutico,… en el que se utilizan distintas
técnicas y herramientas, activas o receptivas; y cierre, se puede hacer a
través de distintos medios (musical, plástica, verbal...) y sirve como
conclusión de lo sucedido durante la sesión.
Las técnicas activas se refieren a aquellas en las que el paciente
participa activamente tocando instrumentos, cantando, bailando,… Las técnicas
receptivas son aquellas en las que el paciente recibe la música, ya sea en vivo
tocada por el terapeuta, o grabada. En general se utilizarán ambos tipos de
técnicas con los pacientes. Sin embargo habrá pacientes con serias dificultades
para trabajar con técnicas activas, como personas con parálisis, en esos casos
será necesario trabajar desde técnica receptivas, o adaptar las activas de
alguna forma que les permita participar.
6- ¿Cómo puede ‘medirse’ el efecto de la musicoterapia?
El efecto de la musicoterapia se va observando con la evolución de los
pacientes a lo largo de las sesiones, es normal trabajar con una cámara de
video que nos permite: durante la sesión, estar en el “aquí y ahora” con el
paciente, y tras la sesión, observar lo que ha sucedido.
Tras las sesiones se relaizan revisiones de las conductas que queremos
observar en función de los objetivos y se pueden registras con diferentes
tablas o cuestionarios ad hoc que nos sean útiles en función también de esos
objetivos.
Por otro lado, también existen distintos cuestionarios para valorar
distintos comportamientos que suceden en las sesiones de musicoterapia como por
ejemplo:
Escala MIR (Mercedes Pavlicevic, 1995) para definir los rasgos
comunicativos característicos del paciente y ver su evolución en esta área.
Escala AQR para valorar el contacto y la interacción paciente
terapeuta, así como su evolución.
Instrumento de valoración musicoterapéutica en rehabilitación
neurológica (Thompson, Arnold y Murray, 1990) para conocer el nivel de
competencia de las funciones afectadas y resiguales de las distintas áreas,
valorar el posible uso rehabilitados de la música, y ver la evolución del
paciente.
Protocolo de valoración musicoterapéutica de Cohen y Gercike (1972)
para valorar al paciente en las primeras sesiones con información previa sobre
su contacto con la música, e información sobre sus habilidades musicales,
creatividad, motivación, objetivos terapéuticos, etc.
Valoración de la participación musical (Baxter) para ver la evolución
de los pacientes en su participación musical durante las sesiones.
Procedimiento de valoración musicoterapéutica de Boxhill (1985) valora
las áreas: motora, de comunicación, cognitiva, afectiva y social y su evolución
dentro de la terapia.
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